martes, 20 de diciembre de 2011

De oquedades y redondeces


El ser humano, en concreto el masculino, desde los albores de su existencia ha cultivado una especial afección por esa parte carnosa y curvilínea del reverso de sus congéneres femeninas. Desde las paleolíticas venus esteatopígicas, pasando por Rubens y sus redondeces pictóricas, hasta la misma invención del tanga, ha sido auténtica idolatría la que el hombre ha profesado por, sí amigos, el culo.

Y en este hispánico terruño, con la desbordante imaginación que nos es inherente, hemos encontrado variadas y a veces hilarantes formas de referirnos a él. Así el culo puede ser, por ejemplo:

-Trasero (muy técnico y aséptico, quizá)
-Pandero (festivo y musical)
-Pompis (propio de párvulos y señoras que no dicen palabrotas)
-Bullarengue (rimbombante, sonoro e hilarante)

También hablando de las dos mitades de que se compone un culo encontramos gran riqueza sinonímica. Nos referimos a las nalgas, a las que también podríamos llamar:

-Asentaderas
-Ancas
-Cachas
-Posaderas

Y por último, Don Francisco de Quevedo y Villegas, en su pequeño ensayo de anatomía "Gracias y Desgracias del Ojo del Culo", (cuya lectura recomendamos encarecidamente), nos deja una denominación para las nalgas que por su elegancia y alta procedencia no podemos pasar por alto. Las denomina "Antífonas", nombre gravísimo y latino.

Proponemos a los rancios lectores y lectoras que dejen volar su imaginación y encuentren, merced a símiles poéticos e ingeniosas metáforas, sus propias nomenclaturas para referirse a tan bella zona de la anatomía. Siempre en aras de la plasticidad lingüística y sin caer en la bellaquería y en lo soez, que dado el asunto es muy fácil dejarse llevar.

Así pues, pellizcos en las antífonas a todas.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

cierto lo del pompis, me suena muy de la infancia

Hombre Malo dijo...

Lo único peor que eso es quitarle la ese final y dejarlo en singular: el pompi.

Anónimo dijo...

Bien sabe usted que mi afición por los culamenes es de muy alta devoción. Por eso, y solo por eso, ocúrrenseme multitud de nomenclaturas continuamente.

Como si de una suite se tratara, ire en modo ascendente. Tardaré poco pues tengo sueño.

Allá voy:
Cucu
Culapio
Nalgárrias
Backdoor
Gatera
La cara oculta de las ingles
Antípodas del chotis

Felices sueños obscenos.

Hombre Malo dijo...

Sabe usted señor Kriskros que somos poco amigos de lo anglófono (caso de "backdoor"), pero la expresión "cara oculta de las ingles" nos ha subyugado sobremanera. Nos ponemos en pie, aplaudimos su ocurrencia, y le palmeamos las corvas en señal de elocuente beneplácito, ea.

Mudo dijo...

Echo mucho de menos los glúteos. Que son una manera fina de expresar la suma de glúteo mayor y glúteo menos, uno por mejilla (con voz sabinera).

Y en lo que se refiere a literatura...anal, recomiendo vivamente "La vida exagerada de Martin Romaña" (uno de mis libros de cabecera) y su capitulo "El vía crucis anal de Martin Romaña".

Hombre Malo dijo...

Por supuesto, los glúteos. Los tuve en cuenta pero no los mencioné, quizá por su tinte médico y anatómico, demasiado frio y científico para este atolondrado servidor de ustedes.

Apuntado queda el nombre de su recomendación y por San Cirilo que haré por encontrarla.

De Joaquín Sabina no había necesidad, pero eso no viene al caso.

Asia Minkoff dijo...

Me encanta este su blog Sr. Malo... me apunto todas estas palabras para usarlas estas fiestas cuando esté hasta el ídem de ellas mismas...
Lo de las antífonas me ha enloquecido, estoy deseando que llegue la ocasión de usar tan bello vocablo y observar reacciones ajenas.

Bienhallado sea usted y no pellizque tanto :)

Hombre Malo dijo...

Quevedo y sus antífonas, queridísima Vampira, un deleite sensorial...

Me encantaría verla salir de una fiesta diciendo "estoy hasta las antífonas de toda esta gentuza".

Son pellizcos de casto afecto, nada más...

Asia Minkoff dijo...

Sería una salida triunfal, sin duda alguna... también estaría a bien su empleo en algún grupo absurdo del Caralibro...

Ah, siendo así, nada que objetar...

alicia dijo...

aunque larga, siempre me fascinó la expresión "donde la espalda pierde su santo nombre"

Hombre Malo dijo...

Elegante y regia expresión, señorita Alicia, muy del estilo de "allá donde nunca llega el sol".

Lublú dijo...

Cierto lo del pompis.
Mi abuela (señora refinada que no dice palabrotas) lo suele emplear.
Además, lo acompaña de otras muchas palabras (todas ellas empezadas por p-, curiosamente) como pipí, popó o pun (pedo, para los que no somos refinados).

Hombre Malo dijo...

El refinamiento a veces va de la mano del melindre, aunque no es obligatorio. Lo del "pun" por la ventosidad es hasta hilarante, yo lo usaba mucho cuando retoño.