viernes, 9 de marzo de 2012

La profesional de lo lúbrico




Querida concurrencia, que el castellano es una lengua vasta en voces y acepciones es algo que constatamos a diario. Nos atrevemos a proclamar desde éste nuestro púlpito (nótese la tilde que lo diferencia de la cría de cefalópodo) que el castellano tiene todas las herramientas necesarias para verbalizar cualquier concepto, ya sea mediante términos simples o expresiones compuestas. Pero, oh amigos (aquí alzo mi puño en alto, agarro mi pecho con la otra mano y mis ojos se perlan de lágrimas de intensa emoción) donde nuestro patrio idioma demuestra su infinita riqueza es en su profusión sinonímica. La viveza e inventiva hispánicas no parecen tener límites a la hora de sinonimar o de buscar un eufemismo con el que referirnos a algo sin delatar la crudeza de lo referido.
Y un perfecto ejemplo de esta riqueza se encuentra en la cantidad de acepciones que nominan y sinoniman al que, dicen algunos, es el oficio más antiguo del mundo. Se cuenta que el origen de la palabra ramera data del siglo XII, cuando estas mujeres llamaban la atención sobre su ocupación colocando ramos de flores en sus balcones y puertas, actuando así de reclamo para potenciales clientes. Otro posible origen data del Madrid del siglo XV, donde las mujeres que comerciaban con su cuerpo fingían ser vendedoras de ramos de flores. De una u otra forma, lo cierto es que esta palabra cuenta con un bien surtido número de sinónimos, algunos de los cuales ofrecemos a continuación, en riguroso orden alfabético:
-Barragana
-Buscona
-Coima
-Cortesana
-Cualquiera
-Fulana
-Furcia
-Golfa
-Hetaira
-Lumi (según Ramoncín)
-Mantenida
-Meretriz
-Mesalina
-Pelandusca (o pelandrusca)
-Pilingui
-Pingo
-Prostituta
-Pupila
-Turra
-Zorra
-Zurrona

Y qué decir de expresiones eufemísticas de tanto ingenio como, por ejemplo, "señoritas que fuman", "chicas alegres" o "mujeres de la mala vida".

Mención merecen también los bellos y rancios vocablos que designan las instalaciones habilitadas para el intercambio carnal de pago, como prostíbulo, burdel o lupanar, y la elegantísima expresión casa de lenocinio. Nada que ver con el vulgarísimo vulgarismo "puticlub", que si bien goza de cierto gracejo cañí y kitsch, es de una inmensa tosquedad que se aleja de nuestros rancios y gentiles modos.

Así pues, solo nos queda recomendar a nuestra distinguida audiencia que a la hora de mentar a la madre de un interpelado, quizá en alivio de algún agravio, sean imaginativos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

fresca, FRESCA!!! FRESHQUISHIMA!! Faltote (king) esta tan famosa como olvidada. Los prostibulos han pasado a formar parte de nuestra cultura dirigida la canismo de tal forma que ya se les llama directamente por su nombre como si el hecho de saberlo otorgase cierto grado de estatus. Vease por ejemplo el dicho "vamos al tucán!" que siempre será rodeado de risas y muecas.

Hombre Malo dijo...

Uno de los lupanares más ocurrentes que se me ocurren era uno sito en plena autovía Murcia-San Javier, al lado de los campos de golf, que se llamaba "Hoyo 69". Ocurrente y soez.

(Inicio de chiste privado) El dicho "vamos al tucán" nunca llegará a la altura de "tu madre en la Kuy" (fin de chiste privado).

Asia Minkoff dijo...

Hetaira es bonico... lo de Lumi, que mola cantiduvi, no se lo ha inventado Ramoncín... qué más quisiera él... pelandrusca siempre me gustó para su uso y disfrute... y no olvidemos el eufemismo de "señotitas de vida alegre".

Un saludito querido Sr. Malo.

Hombre Malo dijo...

Señorita Vampira, cada vez se vende usted más cara por aquí.

Cierto que lo de "lumi" no se lo inventó Ramoncín. El sólo la recopiló en su "Tocho Cheli", esa especie de diccionario lumpen ochentoso. Lo de este "muchacho" es curioso, sacando beneficio de cosas que no son suyas...

A mí me gustan "hetaira" y "mesalina", tienen un corte helénico de lo más rancio y altisonante. Y "meretriz" no les va a la zaga.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=BhBUit4_K64

Hombre Malo dijo...

Impresionante documento, señorita Aídious. Y la canción es cuasi pegadiza.